En qué se decide emplear el dinero delata prioridades, de los tiempos, de las personas, de las familias, de los Estados y de la arquitectura, claro. En Zaragoza, la transformación de un antiguo almacén de productos químicos en centro de entrenamiento, a manos de los arquitectos Lara Casabona y Luis de Gregorio, ha costado 656 euros por metro cuadrado. Y, de acuerdo con sus autores, ha priorizado crear un vínculo entre las nuevas usuarias y los ciudadanos del barrio. Veamos cómo.
