
Han pasado 165 años desde que lo ideó Ildefons Cerdà, el padre del Eixample de Barcelona. Y ha supuesto 20 años de obras, con un coste de 640 millones de euros (incluido el túnel para soterrar el tráfico de la Gran Via). La capital catalana estrenará, por fin, el próximo sábado, el que será el segundo parque más grande de la ciudad: Glòries, con nueve hectáreas. El primero es el de la Ciutadella, que tiene 18. El Ayuntamiento lo celebra como un nuevo “oasis” y “pulmón verde”, aunque los vecinos recuerdan que los equipamientos acordados en el Compromiso de Glòries no están terminados: falta la parte norte de la plaza, equipamientos y vivienda pública. Porque más allá del espacio público, el ámbito de intervención urbanística (con el súper edificio de vivienda pública, la zona contigua al museo del Diseño, el intercambiador del tranvía o los Encants), comprende hasta 18 hectáreas.
