El reparto de cargas arancelarias de Donald Trump resultó mejor de lo que prometían los peores augurios para Canadá, que quedó exenta de los gravámenes recíprocos del 10% que, como base, impuso Estados Unidos a decenas de sus socios comerciales. Con todo, al vecino del norte le afectan las tasas del 25% a los coches y el acero y aluminio. El cierto alivio que eso supuso el miércoles no quitó para que el primer ministro canadiense, Mark Carney, anunciara al día siguiente la respuesta a su principal socio comercial: aranceles del 25% para los automóviles estadounidenses que su país importe a partir de ahora.
