The Smashing Pumpkins fue uno de los grupos más exitosos de los noventa, pero el cambio de milenio no les sentó nada bien. Decidieron publicar un último y ambicioso disco y disolverse al final del año 2000. En aquel momento, el líder de la banda, Billy Corgan, tenía 33 años y los Pumpkins habían vendido 25 millones de discos. No es que su música fuera precisamente comercial, pero los tiempos eran diferentes: no solo se vieron favorecidos por el bum del rock alternativo de aquella década, también supieron ampliar su base de fans al introducir, sin prejuicios, influencias más cercanas al heavy metal, al progresivo y al pop de reminiscencias góticas.
