Zaragoza es esa ciudad que quizá no tenías en tu lista de destinos, pero que, cuando la visitas, te preguntas por qué diantres no fuiste antes. Es la mezcla perfecta entre historia y modernidad, entre el bullicio y la calma, entre el arte y la buena mesa. Aquí, Goya sigue espiando desde sus cuadros, el Ebro murmura secretos a los que pasean por sus orillas y la Basílica del Pilar se alza majestuosa, recordando a todos que no hay postal más icónica. Pero Zaragoza no es solo su pasado glorioso, sino también su presente vibrante: terrazas animadas, barrios llenos de vida y una gastronomía que tiene el poder de convertirte en fanático del ternasco de un solo bocado.
