En diciembre de 2024, el educador A. estaba a punto de dejar el trabajo en un centro de acogida de Madrid, ubicado en el distrito de Usera. Solo había estado unos meses, pero vio muchas cosas en las dinámicas de trabajo y en el modo de gestión que no le gustaron y pactó una salida con el director. Antes de irse, hizo una ronda para despedirse de los menores y cuando entró a decirle adiós a S., esta le replicó: “¿Te vas por lo mío?”. A. no entendía a qué se refería. Entonces, la adolescente, de entonces 15 años, se echó a llorar y le relató los abusos y agresiones a los que la había sometido otro menor del centro de su misma edad, sin que el director, conocedor de los hechos, hiciera nada, según su relato.
