Keir Starmer prefiere ver la copa medio llena a medio vacía ante la guerra comercial desatada por Donald Trump, que también ha salpicado al Reino Unido. A diferencia de la UE, que a partir del miércoles —si el presidente republicano no produce otro giro de guion— verá elevados al 20% los aranceles a sus exportaciones a Estados Unidos, los productos británicos solo se verán gravados un 10%.
