El superintendente de la policía local de Granada nombró en junio del año pasado como responsable de las patrullas del área centro de la capital a un subinspector de ese cuerpo con una orden de alejamiento de una mujer residente en esa misma zona. El agente realizaba también tareas de patrullaje, a pesar de que estaba inmerso en diversas investigaciones por maltrato físico y psíquico contra su expareja y sus dos hijas, y con una orden activa de alejamiento de 500 metros de su exesposa y de su “domicilio, lugar de trabajo o cualquier otro que frecuente”. Gran parte de su zona de patrulla está a menos de 500 metros de la dirección profesional de su víctima, psicóloga con consulta en el centro de la ciudad. La expareja ha denunciado que desde verano de 2023 el agente patrullaba por su zona.
