Una colcha raída de la cama de su infancia, un machacador de patatas, una carpeta de poemas y un montón de papeles. Ese fue el legado de Susan Dillingham que su hija, Elizabeth Hanks ―también hija del actor Tom Hanks―, encontró revolviendo entre sus cosas en 2019, 17 años después de fallecer por un cáncer de pulmón. Y entre todos esos papeles apareció un diario rojo con un contenido inesperado. “No era un diario con fechas, sino más bien un flujo de conciencia, arrebatos de lo que le ocurriría. Y luego leí su descripción de cómo su padre cometió un horrible crimen”, relata en una entrevista con People la única hija del actor estadounidense ―que tiene otros tres hijos varones; ella y Colin nacidos de su primer matrimonio con Dillingham―.
