Al contrario de lo que ocurre con los bienes tangibles que fabrican las empresas de ámbito mundial, que están sujetos a aranceles en el comercio internacional, las pequeñas y medianas empresas de alta tecnología que utilizan técnicas de fabricación aditiva o impresión en 3D comparten sus archivos digitales y el software para fabricar sus productos, a un coste marginal casi cero, con distribuidores locales de todo el mundo que pueden imprimir esos productos y entregarlos a los consumidores sin pagar aranceles.
