Respecto al futuro de las cuentas públicas hay una cosa segura: se va a producir un intenso proceso de envejecimiento que va a llevar a pagar unos 17 millones de pensiones en 2050 frente a las 11 millones de la actualidad. Y eso va a ejercer una presión fuerte sobre la sostenibilidad. La Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef) ha publicado este jueves sus trabajos técnicos que respaldan sus informes sobre las pensiones y el envejecimiento. Y se deducen tres ideas relevantes: las reformas del Gobierno entre 2021 y 2023, diseñadas por el entonces ministro José Luis Escrivá, han elevado la generosidad del sistema. Y esto hará que la pensión media suba un 25% al haber suprimido las revalorizaciones del 0,25% y el factor de sostenibilidad. Dos: esta reforma de pensiones lleva a un aumento del gasto de 2,7 puntos de PIB hasta 2050, lo que, combinado con los incrementos por sanidad y cuidados de larga duración, contribuiría decisivamente a que el déficit público se coloque en un 7% del PIB en 2050 con el consiguiente aumento sustancial de la deuda. Y tres, habrá que hacer más esfuerzos: el plan fiscal comprometido con Bruselas promete sin concretar un ajuste estructural de 1,2 puntos de PIB para poner el endeudamiento en una senda descendente. Pero los números de la Airef a la luz del envejecimiento dicen que hará falta más: otros 2 puntos más del PIB que habría que abordar en sucesivos planes. Y por cada incremento del gasto en defensa del 0,5% del PIB habría que ajustar un 0,13% adicional.
